Buenos tardes querido lector:
Lo prometido, he aquí la historia de un sacerdote que exorcizó a cientos de personas y afirmaba curar ciegos, cojos y tullidos. Era seguido por multitudes y no dejaba indiferente a nadie.
En un pequeño pueblo del norte de Italia, llamado Santena,
va a ser testigo de las andanzas de Gian Battista Chiesa.
Este vicario será tal su lucha contra Satanás, que empezó a
practicar exorcismos y curaciones de forma indiscriminada; creando el caos y el
terror allá por donde él veía la presencia del demonio. Tal fue así que incluso
llegó a practicar exorcismos en masa, teniendo al pueblo encolerizado y las
autoridades eran incapaces de controlar a la masa .
Parad un momento y tratad de imaginar la escena a finales
del siglo XVII, donde la creencia en Dios y el diablo es muchísimo más fuerte.
En que el pueblo en su mayoría es analfabeto y el guía es el sacerdote, y éste
está diciendo que casi todos están poseídos por el demonio.
Ante semejante descontrol, el arzobispado de Turín tuvo que
actuar, se le ordenó abandonar el pueblo y venir a la ciudad; así como la
prohibición de realizar exorcismos sin autorización del mismísimo arzobispo.
Lo que el arzobispo no se esperaba es que, el 13 de julio de
1697, llegara Chiesa a caballo con toda una comitiva de fieles seguidores,
creyentes de haber sido salvados por el sacerdote. Llamó la atención que todo
los adeptos resultaban ser lisiados (lo cual no es extraño, pues se trataba de
personas vulnerables, marginadas por la sociedad y condenadas a ser mendigos
por su minusvalía).
Si justo el arzobispado deseaba silencio y vuelta a la
normalidad después del revuelo causado por el exorcista, aún no habían
conseguido callarle.
Sin embargo, tras un intenso interrogatorio, Chiesa se vio
obligado a retractarse y pedir perdón si deseaba seguir ejerciendo como cura en
su pueblo, además de prometer no volver a practicar exorcismos
indiscriminadamente.
En principio se acabó el asunto y Chiesa fue declarado como “pobre
párraco de pueblo completamente ignorante” cuando se envía la carta a la
Sagrada Congregación del Santo Oficio de Roma desde el arzobispado de Turín.
¿Pero acaso Chiesa volvió?
Ya les adelanto que no. ¡Desde el día siguiente volvió a
hacer de las suyas!
El 17 de julio ya estaba el sacerdote en Carmagnola
exorcizando a doce personas. Tres días después se encontraba en Vinovo y, entre
los meses de julio y agosto, practica entre seis y dieciocho curaciones al día
ante la multitud de sus seguidores.
¿Realmente veía tanto enfermo y endemoniado o lo hacía para
ganarse a su público cual mago ante espectadores?
El 16 de agosto es detenido de forma un tanto clandestina y
secreta. La multitud esta vez no le siguió y ya, tras esta detención, no
aparece más libre en los archivos.
Se sabe que fue procesado a partir del 16 de noviembre, el
reverendo Francesco Leonetti y el canónigo Basso empezaron a investigar la
veracidad de las curaciones de Chiesa. Largo proceso, pues se interrogaron a
los implicados y, simplemente entre el 29 de junio al 15 de agosto de 1697,
había exorcizado a 539 personas. Que fue de él no se aclara expresamente, ni siquiera
se recoge que estuviera encarcelado durante el proceso, solamente aparece una
pena de 100 liras. Por lo tanto se deduce que fuera puesto en libertad pero sin
ejercer el sacerdocio, pues su firma no volvió a aparecer en los registros
parroquiales .
Si, es justo la antítesis de Salazar.
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Atentamente,
Elena Rojas
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