Buenas tardes querido lector:
Comencemos el fin de semana con la nueva entrega del relato
Salto una alarma de que podía haber programas dañinos, informé a Google y revisé todo el código html a ver si había algo introducido si mi consentimiento, no he hallado nada, espero que podais verlo sin problema alguno. Si no es así y me lo comentáis estaré atenta y revisaré nuevamente. Siento si a alguien le ha ocasionado algún problema.
Salto una alarma de que podía haber programas dañinos, informé a Google y revisé todo el código html a ver si había algo introducido si mi consentimiento, no he hallado nada, espero que podais verlo sin problema alguno. Si no es así y me lo comentáis estaré atenta y revisaré nuevamente. Siento si a alguien le ha ocasionado algún problema.
-Tan
poco lo veo tan reprochable como Julián, una vez le fue infiel a la esposa,
está casado con una mujer adinerada y no quiere perder el filón de oro… aunque
no pague le está costando caro la infidelidad , simplemente le gusta más el
dinero que el amor- me informó pasándome unas fotos.
Que
decirte, la mujer era demasiado para un jefe con la curva de la felicidad.
-¿Saben
que los has investigado?-.
-Espero
que no- se esperanzó él, estuvimos un rato en silencio.
-¿Y
esa lista?- pregunté, señalándola.
-Esta
lista es la de toda la policía científica que ya no ejerce o que fue expulsada
o algo por el estilo, en verdad debería haber sido del todo el país ¿quién nos
dice que no halla ido de una región a otra? Pero entonces sería interminable y
esta es de nuestra región. Me ha llevado lo suyo ir eliminando candidatos, me
quedan dos por comprobar… José Antonio Pérez Rodríguez y Ricardo Montoya
Hernández- me explicó.
-Pues
uno para ti y otro para mí- repartí, a David le llevó lo suyo encontrar las
fotos correspondientes.
-Nunca
he sido muy ordenado- se excusó.
-Es
que si no, serías perfecto- se me escapó, no le miré a la cara.
Al
día siguiente, (no, no es lo que piensas, él regresó a su casa), volví al
trabajo, al entrar busqué algún indicio de la presencia de “La sombra”, aparte
del caso resuelto de Maca y Julián no vi ninguna nota o pintada.
-¿Busca
algo, niña?- me preguntó Doña Mercedes, la señora de la limpieza, al verme
media encajonada debajo de las mesas por si se había caído mi nota o la de “La sombra”.
-Si,
esto… ¿no ha dejado nada… quien usted sabe?- formulé la pregunta como si
hubiera pedido preservativos, como si ella no viese el entramado a cada
momento.
-¡Ah,
si! Me dejó una nota en el cubo de la fregona que ponía “perdón por las
pintadas, ya se lo pagará Santiago”- respondió contenta, sabiendo que el jefe
se vería obligado.
Al
final me senté en mi mesa, resignada a que no le daba la gana comunicarse
conmigo, miré a mi ordenador… si es más a la vista no podía estar, en el
salva-pantalla, cuando dejas una frase escrita:
“¿Estás segura de que
nada tienes que ocultar?”
Aquella
frase me dejó perturbada, yo no recordaba nada que hubiese hecho ilegal o de lo
que me tuviera que avergonzar, al revés, a veces me pasaba con lo que se tenía
que hacer sólo lo correcto… sin embargo, ahí estaba, “La sombra” retándome.
-No
deberías preocuparte, si tú sabes que no has hecho nada, debe estar faroleando
para que le sigas el juego- adujo la voz de David por el móvil. Había ido al
baño, donde daba vueltas sin parar, nerviosa y feliz de tener cobertura al
acercarme a la pequeña ventana.
-Venga
ya, parece mentira que digas eso, tú dijiste que no cometería el error de
escoger a alguien de quien no se puede aprovechar dos veces, que por algo me
habría escogido y sin embargo ahí está lanzándome indirectas de que si tengo un
trapo sucio- insistí yo, sin parar de dar vueltas.
-Pues
deberías indagar sobre ti misma o tu familia o amigos, quizás encuentres algo
que no sepas- me propuso, -déjame a mí los dos candidatos que faltan, si quería
echarme a toda costa es porque a lo mejor me empiezo a acercar a él- se animó.
Atentamente,
Elena Rojas
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