Subscribe:

Ads 468x60px

martes, 21 de julio de 2015

Buenas tardes querido lector:


¡Un relato mientras sigo poniendo todo a punto!

y si...falta el final, pero no os preocupeís, mañana mismo colgaré la segunda parte, de este segundo paso que estamos dando antes de dar el tercero, con arranque de todo lo nuevo, ;)

Había una vez, como se dice en la mayoría de los cuentitos, en una tierra dorada vieja donde el sol tardaba el día entero en saludar a todo el Imperio Chino, un general y un hijo.
El general, como la mayoría de los servidores de los emperadores, era absolutamente leal a su alteza y por él daría hasta la vida, por él dejaría morir antes a su amada familia que fallarle en una misión confiada, por el sacrificaría antes a su ejército entero de miles de soldados valientes…
Sin el emperador, dejaría de tener sentido su vida, pues había nacido para ser elegido por los dioses de proteger al emperador de toda China y si él caía, todo los reinos caerían en las más oscuras sombras y los dioses darían la espalda a los humanos para no regresar a su lado jamás.
Tan importante era su misión, tan pesada carga en los hombros que jamás descansaba o se relajaba, el dormir tranquilo de emperador, sabiendo que estaba en buenas manos era gracias al no dormir del general.
Pero el general, a pesar de ser el más valiente y hábil de todos los guerreros chinos, aunque fuera el maestro venerado y ningún enemigo de china se atrevía a desafiarle….era humano, y el ser mortal le estaba traicionando, pues los años también estaban cargando sus hombros y la espada cada vez pesaba más, la vista se iba nublando y el silencio adueñándose de sus oídos.
La muerta le empezaba a saludar en sueños con frecuencia. No la temía, se sentía cansado y había visto un asiento reservado entre los grandes emperadores de China.
Pero su emperador era más joven que él y al morir ¿quien le protegería cuando ya no estuviera?
Esta pregunta empezó a clavarse como mil alfileres en la espalda cuando se acostaba por la noche y no le dejaba estar en paz con la vida para despedirse antes de marcharse.
Una mañana se acercó al estanque de su casa donde nadaban tranquilamente las flores de loto, esperando, tal y como rogaba a los dioses, una respuesta a su plegaria de cómo proteger al emperador una vez él muerto.
Vio el reflejo de su hijo en el estanque, vio su mirada clavada en el reflejo de los ojos de su padre y así, sin tener que musitar una palabra ni mirarse directamente a los ojos. Llegaron al acuerdo.
Él continuaría su labor, así su padre podría descansar en paz…
No obstante, debería prepararse, y su padre se encargaría de darle el mejor entrenamiento para tan importante cometido….
CONTINUARÁ

0 comentarios:

Publicar un comentario