Tradiciones. Día de todos los santos y Día de los Fieles Difuntos

Buenas tardes querido lector:

Como es sabido por todos, el día 1 y 2 de noviembre se celebra día de Todos los Santos y Día de los Difuntos en España (además de la fiesta de Halloween más recientemente). En estas fechas se honra a los seres queridos difuntos visitando su tumba y dedicándoles tiempo y flores sobretodo.

Esta tradición fuertemente arraigada se trata de una celebración de la Iglesia Católica puesto que se considera que el difunto ha superado el Purgatorio y puedo ascender al cielo y la vida eterna (quedando santificado y por ello el nombre, además de los ya santos canonizados que tienen su día específico).

Si retrocedemos un poco en el tiempo para buscar por qué la Iglesia decidió celebrar un día a todos los santos debemos ir a la Iglesia más primitiva en que celebraba la muerte de los mártires y muchos eran en días comunes; tal fue así que, con la persecución de Dioclesiano, el número de mártires fue tan grande que al final se decidió poner un día común para todos. En la Iglesia Católica fue Gregorio IV quién asignó el día definitivo. En la ortodoxa el domingo antes de Pentecostés.

Ahora bien, el día de los Fieles Difuntos está dedicado a aquellas almas que terminaron su vida terrenal y las que aún se encuentra en el Purgatorio. Se escogió este día 2 de Noviembre porque se recoge en la Biblia que fue en esta fecha cuando Dios provocó el Diluvio para destruir la gente que anidaba en su corazón maldad. Es por ello que en esta fecha se celebran misas y se rezan los "sufragios" por estas almas. Primero se popularizó en Francia esta práctica  y luego Roma la adaptó en el siglo XVI expandiéndola por todo el mundo católico. No obstante ya en la Biblia se recogen varios pasajes en donde se puede ver la práctica de rezar por estas ánimas.

Atentamente,                                                                                                   

Elena Rojas                     

                                                                 

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Los castillos que nos salvaron: laberintos y cadenas. Colombia.

Buenos días lector:

Añadimos un nuevo capítulo a nuestro elenco de curiosidades. Si bien en pasados artículos: Las cadenas de Constantinopla y Sevilla. Aguas cerradas y Los castillos que nos salvaron. Supervivientes en la costa vimos antiguas tácticas para evitar los ataques piráticos en Canarias, Sevilla y Constantinopla; veamos hoy la ocurrencia tan original de Colombia.

En Colombia, también fue usado la técnica de cerrar las aguas poniendo una cadena para impedir la entrada de los barcos piratas; es más, dado que ellos tenían dos aberturas en su línea de costa, aparte de la cadena, usaron una barrera de piedras para impedir el segundo acceso. Esta barrera de piedras bajo el agua provocaba que los barcos encallaran con ellas y no pudiesen avanzar.

Aún así, si decidía el enemigo acercarse lo máximo posible y atravesar por tierra entraba en juego el Castillo de San Felipe, una fortaleza preparada para la protección de la costa. En primer lugar fue construida con los muros inclinados para evitar su asalto desde fuera. En segundo lugar, quién accedía a su interior se encontraba con un laberinto de pasillos, un sinfín de recovecos, entradas sin salida, esquinas donde era fácil perderse y no hallar la salida.

Esto daba ventaja a los soldados que se hallaban apostados dentro del castillo, pues les era fácil ocultarse en los recovecos en la oscuridad y esperar al intruso para atacarle con el fusil. Las escaleras daban otra clara ventaja, dada su perspectiva, cuando el adversario veía enfrente sí las escaleras, no veía que había al final de ella y tenía que arriesgarse a subirlas sin saber que escondían detrás; sin embargo, los soldados situados en la parte superior de ellas, tenía una clara visión de ella y todo el pasillo, con que podía ver al intruso perfectamente y atacarle por sorpresa.

Todas estas ventajas hacía que un número de soldados muy bajo pudiera rechazar con facilidad los ataques con un número muy superior de hombres. Por si fuera poco, el castillo llegó a contar con 73 cañones.

Hoy en día está bien conservado a pesar de haber sido construido en 1657 y ha sido restaurado en varias ocasiones y forma parte del Patrimonio de la Humanidad. Su utilización actual es monumento turístico a visitar y lugar de celebración de eventos sociales.

Atentamente,                                                                                                   

Elena Rojas                     

                                                                 

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Magos populares: médicos contra brujas. Essex

Buenos días lector:

Hoy vamos a ver un detalle interesante que, si bien nos resulta chocante (o por lo menos llamativo), en realidad nos no ha de extrañar aunque una dos mundos aparentemente alejados y contrarios.

Cuando hablamos de brujería rápidamente nos viene a la cabeza los inquisidores como sus adversarios y combatientes. Sin embargo, no se nos ocurre que los médicos participasen en la persecución y fueran tras su rastro.

En los antiguos archivos de Essex (Inglaterra) se puede observar testimonio sobre numerosos juicios sobre brujería (de hecho ocupaban el segundo lugar de importancia, sólo el número de robos se ponía por delante). Se han encontrado testimonio que los médicos de pueblo se les conocía muchas veces con el nombre de "magos populares" o "curanderos populares" (incluso como "expertos rituales").

Esto era así porque el pueblo pedía muchas veces a sus médicos remedios contra las brujas y sus hechizos. Así, también, los vecinos pedían a sus médicos que les confirmasen si un vecino sospechoso era realmente brujo, de modo que el "mago popular" comenzaba a investigar al presunto brujo recopilando información y hacían algunos ritos para comprobar (como quemar objetos pertenecientes a la persona, ect.) Casi siempre se trató las acusaciones de unos vecinos contra otros con los que se tenían rencillas no resueltas. Tal se hizo la red de habladurías  y pesquisas que habían personas especialistas que investigaban los sospechosos de brujerías al pago de su clientela; como otros que se dedicaban a rebatir y echar abajo las acusaciones con sus propias informaciones e investigaciones a su vez. De modo que la figura de "médico" quedó finalmente totalmente desvirtuada para los que ya se dedicaban a esto profesionalmente.

Atentamente,                                                                                                   

Elena Rojas                     

                                                                 

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